(Dedicamos este artículo a nuestra compañera Estrella Torres a la que echamos de menos este curso en la biblioteca. Con todo nuestro cariño )
A finales de diciembre de este año, que nos ha puesto ante la evidencia de nuestra fragilidad , cumplen 150 años del fallecimiento de Bécquer, uno de los escritores más populares del siglo XX español: porque, más allá de los círculos eruditos que, en ocasiones, discuten la calidad de su obra, es evidente que Bécquer es algo más que otro escritor español: es el símbolo del Romanticismo, (“ …y quién que es no es romántico,,,”que diría Rubén) . Bécquer es el Lord Byron español, un poeta que todo el mundo conoce, el poeta con el que muchas y muchos nos iniciamos en la versificación , en el sutil mundo de la metáfora , de la aceptación de que existen otros mundos más allá de los visibles, en nuestra almas.
Ya sabemos que nació en Sevilla
“Me acordaba de aquel paisaje tranquilo, reposado y luminoso en que la rica vegetación de Andalucía despliega sin aliño sus galas naturales. Como si hubiera ido en un bote corriente arriba, vi desfilar otra vez, con ayuda de la memoria, por un lado, la Cartuja con sus arboledas y sus altas y delgadas torres; por otro, el barrio de los Humeros, los antiguos murallones de la ciudad, mitad árabes, mitad romanos; las huertas con sus vallados cubiertos de zarzas y las norias que sombrean algunos árboles aislados y corpulentos, y, por último, San Jerónimo…” (La Venta de Gatos).
Monumento en el Parque María Luisa de la ciudad de Sevilla
Y que vivió también en Madrid
«Volverán las oscuras golondrinas / en tu balcón sus nidos a
colgar, / y otra vez con el ala a sus cristales / jugando llamarán».
¿Quién no conoce estos versos? Tal vez sea una de las diez
piezas más memorizadas de la de la poesía española. Pues bien, los críticos
afirman que ese balcón donde las golondrinas iban a colgar sus nidos estaba en
el número 5 de la calle Libreros a un paso de la Gran Vía. Fue
en 1858, cuatro años después de haber llegado a la capital con el objetivo de
triunfar como poeta, cuando Bécquer ve a Julia Espín, la mujer a la
que dedicó sus Rimas, asomada a un balcón. Y varios de los versos
más repetidos de la historia de la poesía en castellano brotaron del alma
herida del poeta.
Nuestro alumnado también le ha dado vida de forma original...y con un pequeño despiste (Descúbrelo¡)
También hemos oído su famosa leyenda “El monte de las ánimas”
“La noche de
difuntos me despertó, a no sé qué hora, el doble de las campanas; su tañido
monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en
Soria. Intenté dormir de nuevo; ¡imposible! Una vez aguijoneada, la imaginación
es un caballo que se desboca, y al que no sirve tirarle de la rienda. Por pasar
el rato, me decidí a escribirla, como, en efecto, lo hice”.
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