1 de noviembre de 2020

DÍA DE DIFUNTOS 2

 El alumnado de 2º de ESO ha escrito para la ocasión cuentos de terror, misterio...os dejamos unas muestras para entretener los días...



Un Halloween Sangriento


      Érase una vez un 31 de octubre normal como todos los días de Halloween. Pero esta vez iba a ser un poco diferente. Era una mañana de viernes y un chico llamado Marcos estaba desayunando en su casa, a Marcos no le gustaba Halloween porque le daban mucho miedo las cosas de terror.

Llegó al colegio y se juntó con sus amigos Óscar y Pedro, antes de que empezara la clase Óscar le propuso un reto a sus queridos amigos: “Os reto a entrar al cementerio de las afueras de la ciudad esta noche que es Halloween”.

Marcos como no quería quedar mal delante de sus amigos aceptó el reto al igual que Pedro.

Llegó la noche y Marcos se presentó al cementerio junto con Óscar y Pedro. Óscar dijo a sus amigos: “El reto consiste en que cada uno tiene un vaso y en el final del cementerio hay otros tres, tenéis que vaciarlos y volver y el que no lo haga tendrá que dormir aquí una noche”. Todos estuvieron de acuerdo pero no tenían ni idea de lo que se iban a encontrar.


Primero fue Óscar que era el más valiente de todos y fue riéndose porque pensaba que no iba a pasar nada, mientras le esperaban fuera Marcos y Pedro. Cuando pasó un rato vieron que Óscar no volvía y fue Pedro a buscarlo, Marcos se quedó muerto de miedo solo en la entrada del cementerio.


Pasó otro buen rato y ni Óscar ni Pedro volvieron, entonces, Marcos se armó de valor y fue a buscar a sus amigos para salvarles la vida (Si seguían vivos). Al entrar notó que el ambiente cambió por completo y ya no veía la entrada del cementerio, cuando llegó a la zona de los vasos vio que estaban llenos, pero no de agua.

Cuando vio el interior del vaso se le paralizó el rostro. Estaba lleno de… ¡Sangre! Cuando se giró para intentar correr vio en dos árboles colgados y descuartizados los cadáveres de Óscar y Pedro goteando sangre.

Marcos no sabía que hacer, pero en ese momento, notó que alguien le tocó la espalda y cuando se giro… era el cadáver putrefacto de un muerto viviente que mataba a todo el que pasase por allí. Inmediatamente Marcos salió corriendo del cementerio con todas sus fuerzas y cuando le contó todo a su madre y a la policía no le creyeron.

Marcos fue al cementerio con la policía para demostrar que era verdad, pero ya no estaban los cuerpos. Mientras la policía se iba, Marcos se quedó pensando y de repente alguien le agarró por detrás. Cuando la policía se giró Marcos ya no estaba, lo buscaron durante días pero no encontraron ningún rastro de él, cerraron el cementerio y desde ese día nadie supo más sobre Marcos, Óscar y Pedro. Sus madres siguen buscándolos con esperanzas de encontrarlos, pero lo que no saben es que ya no están entre los vivos y sus espíritus vagan por el cementerio en busca de venganza para descansar en paz.


Fin

Samuel Real Chía, 2º ESO B


LA REENCARNACIÓN DE MARÍA

 

Era de noche, me encontraba en una oscura calle en el centro de Jerez de la Frontera, más concretamente en la calle Francos. Apenas se veía con la luz de las farolas, hacía frío y tenía miedo. Estaba solo, ni siquiera había un gato, no sabía a dónde ir, ni qué hacer así que salí corriendo. Cuando me di cuenta, estaba totalmente perdido y para mi asombro, escuché algo que venía de una casa, así que entré.

Dentro de ese hogar olía mal y la humedad era excesiva, cuando empecé a moverme el parquet del suelo crujía y… El suelo se deshizo  y caí a una especie de sótano en el cual no noté la presencia de pavimento bajo mis pies, solo había agua. No sé qué profundidad tendría pero estoy seguro de que venía de las alcantarillas de la ciudad, cogí aire y me sumergí, no conseguí ver nada ya que el agua estaba muy oscura y no había luz.

De pronto noté como algo o alguien me agarraba una pierna, pero me soltó, encontré unas escaleras por las que salí de ese apestoso estanque, corrí y salí a la calle y me encontré con una agradable monja la cual me acompañó al convento de Sta. María la Reparadora en la calle Chancillería. Allí pude lavarme y comer algo y después la misma hermana que me encontró me acompañó a la calle. Yo era nuevo en la ciudad así que no supe a dónde ir, anduve un rato y llegué a la calle Justicia, como seguía sin saber sin saber dónde me encontraba seguí andando hasta que encontré una iglesia, la de San Lucas si no recuerdo mal. La puerta estaba abierta y entré, aquello ocurrió en torno a las 2:30 de la madrugada, allí, en la iglesia, me fijé en las imágenes y cuando llegué a la Virgen… Tenía la misma cara que la monja que me ayudó, no lo podía creer, era ella…

 

                                                       Juan Antonio Tamayo Herrer 2º D


La Casa Encantada

 

         Había una vez una familia que vivía en una mansión en medio del bosque. Dónde está la mansión, había un cementerio antiguamente. El 31 de octubre era el cumpleaños de la hermana pequeña de esa familia. La niña iba a hacer una fiesta de cumpleaños en su casa, pero nadie quería ir porque decían que su casa estaba encantada, así que, solo se reunió con su familia. Su bisabuela le regaló una muñeca de porcelana con dos trenzas de cuando ella era pequeña. Le contó que antes de que se la diera empezó a hablar sola y a moverse, por eso se la regaló. Ese día había muchos niños pidiendo caramelos, pero a esa casa solo se atrevían a ir unos pocos. Cuando su bisabuela le contó lo que le pasaba a la muñeca, decidió guardarla en una caja de su armario. Cuando ya estaba dormida escuchaba ruidos extraños y a alguna persona hablar, cuando todas las personas de la casa estaban dormidas, a pesar de todos los ruidos siguió durmiendo. A la mañana siguiente se levantó y fue a mirar a la caja donde puso su muñeca por si esta había sido la causante de los ruidos que escuchaba. Cuando fue a mirar y vio que la muñeca no estaba allí se quedó asombrada y corriendo fue a contárselo a sus padres. Sus padres no la creyeron y llamó a su bisabuela por teléfono para ver si ella la creía. Mientras que la estaba llamando, la muñeca apareció en la cocina al lado de un cuchillo. Su bisabuela le creyó porque algo parecido le pasó a ella. Se lo contó a los padres de la niña y a ella sí la creyeron y decidieron que lo mejor sería tirar la muñeca.

La hermana de la niña todas las noches escuchaba pasos y voces susurrándole a su oído que decían " Llevamos aquí muchos años pero nunca nos hemos hecho saber hasta ahora". Algunas mañanas el fregadero se abría solo el grifo, las tostadas salían solas de la tostadora, se encendía y se apagaba sola la luz…. Pasaban cosas de ese tipo a menudo por eso decidieron poner en venta la casa y mudarse lejos de esa. Encontraron un comprador. Una vez ya hecho todo, incluida la mudanza, los que compraron la casa ya vivían allí. Ellos vieron la silueta de una persona y en ese mismo momento se cerraron todas las puertas y ventanas con pestillo. Y desde entonces no se supo nada más de esa familia. 

                                                                      Claudia Pulido 2º B



TRAICIÓN

Eran las 7:20 a.m, cuando sonó  la alarma y Virginia se levantó de la cama como de costumbre para ir al instituto.

Bajó a la cocina a por algo para desayunar, cuando Eva su amiga le manda un mensaje diciéndole que hoy iba a ir un chico nuevo al instituto.

Ella no la tomó muy en cuenta y cuando terminó de desayunar se fue.

¡Qué casualidad que el chico nuevo cayera en su clase!

Cuando Virginia lo vio a él, se le iluminaron los ojos y puso una sonrisa tímida. Eva como siempre se sentó al lado de ella.

-Buenos días alumnos, hoy tenemos con nosotros un nuevo compañero, preséntate- le dijo la profesora

-Hola, me llamo Lucas y vengo desde un centro en Estados Unidos- dijo él

-¡Qué guapo es!¡ Y además tiene cara de ser un chico intelectual y estudiante, como a mí me gustan!- dijo Eva susurrando

Virginia pensó lo mismo, pero se percató de que a su amiga también le gustaba y eso le dio un poco de coraje.

Sonó el timbre del recreo y Lucas se sentó solo en un banco porque no conocía a nadie, hasta que se acercó Eva y se sentó junto a él. Ella se presentó y estuvieron hablando durante todo el tiempo hasta que volvió a sonar el timbre para regresar a clase. Ellos se levantaron y se fueron juntos al aula.

Virginia desde otro banco los miraba llena de envidia y enojo porque no quería que Eva le quitase a Lucas. Aun así también se puso en pie y se dirigió hacia el aula.

Cuando se sentó y la otra le empezó a contar todo de lo que habían estado hablando, se envenenó mucho más, hasta que no se pudo contener más y explotó.

Tuvieron una pelea muy fuerte y dejaron de hablarse.

Pasó un día, otro, otro y otro, Virginia ya no podía aguantar más ver a Eva con Lucas, para intentar vengarse porque estaba llena de resentimiento e ideó un plan.

31 de Octubre, Halloween, aprovechó que el delegado de la clase organizaba una fiesta donde todo el mundo iba a estar disfrazado, para cometer un crimen.

Eva estaba allí cogiendo algo de beber, cuando apareció Virginia y la llamó desde lejos haciéndole señales con las manos para que fuera. Cuando llegó allí, Virginia le dijo que era mejor que hablaran en una habitación porque no escuchaban con el ruido.

Entraron y de repente sacó un cuchillo, Eva se asustó muchísimo, pero ella empezó a cantar:

-¡Junta mantequilla, pan con nocilla…..!¡Es una broma!¡Feliz Halloween!- exclamó Virginia para intentar reconciliarse con ella.

A Eva le empezó a entrar un ataque de risa y al echarse hacia atrás se resbaló, se cayó para atrás y se dio en la cabeza accidentalmente con el mueble.

Virginia asustada y aterrorizada empezó a gritar:

-¡Socorro!¡Socorro!¡Ayúdenme!

De repente empezó a llenarse el cuarto de gente y llamaron a la ambulancia.

Ella intentaba explicar y excusarse sobre lo que había ocurrido con lágrimas en sus ojos, porque aunque le gustase el mismo chico, al fin y al cabo, era su amiga.

Pero cuando llegó la ambulancia ya era demasiado tarde.

Virginia aprendió que las malas intenciones pueden tener consecuencias y tras declaraciones a la policía se aclaró todo, pero ella quedó muy afectada y necesitó ayuda psicólogo para superarlo.

                                                           FIN

Ana Martín 2º B




Bosque fantasma 

Noa se dirigía al descampado. El mismo descampado de siempre, donde quedaba con su novia Hannah. En cuanto llegó pensó: “Es raro que aún no esté aquí. La tendré que esperar”. 
Pero Hannah no llegaba. Le envió mensajes, preocupada, pero estos quedaban como enviados. De repente se giró. Notó algo, no sabía si una corriente de aire, alguien o su simple imaginación. Sea lo que sea, había un bosque. Y en ese descampado no había. “¿Me habré equivocado de lugar?” Tan pronto como quiso dar la vuelta, notó una ágil silueta pasando entre los árboles más cercanos a la entrada del bosque.
 -¿¡Hannah!?
 Noa se acercó, pensando que era ella. Se adentró un poco, lo suficiente para que la luz del sol no llegara. Encendió la linterna del móvil, e iluminó el suelo. Un rastro de sangre se había formado. Noa, asustada siguió hacia delante. Caminó entre los largos árboles, evitó arbustos y sobre todo, pensó en todo lo malo que podría pasar. De repente se paró. Un gran charco terminaba el rastro. Noa no tardó mucho en notar que algo goteaba encima suyo, cayendo al charco. Levantó la vista y con ella la linterna para ver una horrorosa, gran y sobre todo alargada figura observarle desde las ramas desnudas del árbol. Quería correr, salir de ahí, pero no recordaba de dónde venía. Corrió hacia no sabe dónde para escuchar gritos. Esa si era Hannah. Estaba atada con unas extrañas ramas a un árbol. Temblando, agarró la navaja multiusos que siempre llevaba. Cortó las ramas con facilidad y corrieron, tratando de encontrar la salida. Al cabo de un gran rato escaparon y fueron a comisaría. Le hablaron del monstruo, la silueta y la sangre, y como no, del bosque. Lo curioso es que allí nunca hubo ningún bosque.

                                                                                                   Alba Lastres 2º C



PARECÍA NORMAL
Era 31 de octubre y Nerea iba a salir; había quedado con un grupo de su clase. Nerea los
conocía desde que entró en el instituto, por lo que tenía bastante confianza con todos. Las
personas con las que iba es lo menos importante de esta historia. Nerea vivía en un barrio
que estaba lejos de donde habían quedado pero Nerea tenía 16 años, por lo que estaba
acostumbrada a salir sola. A las 7 comenzó a arreglarse y a las 8:15 estaba en el bus. Ya
que era Halloween, Teo estaba decorado, fueron a dar una vuelta y después fueron a cenar.
Cinco de los amigos con los que iba se quedarían a dormir en casa de Laura, una amiga,
pero Nerea no podía ir ya que al día siguiente sus abuelos celebrarían su boda de plata.
Estaban cenando y había un tipo de unos 17, 18 años, pelo rizado oscuro y una mirada de
los más peculiar ya que sus ojos eran bastante grandes y muy negros tanto, que
deslumbraban. El chico no dejaba de mirar hacia su mesa; ella lo miraba pero él no
apartaba la mirada, como si quisiera que lo mirase. Ella no le dió importancia. De camino a
su casa había un callejón y a Nerea le dió miedo ya que iba sola y estaba todo oscuro, por
lo que llamó a su amiga y comenzó a hablar con ella hasta llegar a su casa. En su casa
todas las luces estaban apagadas, algo habitual, sus padres nunca se habían preocupado
demasiado por ella.
Al día siguiente, despertó con dolor de cabeza pero no podía quedarse a reposar, así que
se empezó a arreglar. Ya en el restaurante donde iban a comer, Nerea se empezó a
encontrar peor y ahora le dolía la cabeza mucho más, se empezó a marear, así que se
levantó para ir al baño. En el baño se echo agua en la cara y cuando miro al espejo, estaba
aquel chico que había visto cenando la noche anterior. Le miró y, asustada, le preguntó su
nombre el chico la miró durante un par de minutos pero para ella fueron eternos, se giró y
salió por la puerta sin decir nada más. A Nerea le impactó demasiado, ya no le dolía la
cabeza pero no podía dejar de pensar en él. Lo buscó por todo el restaurante pero no lo vió,
tenía más de un salón así que pensó que estaría en otro.
Ya era media tarde y Nerea se iba a casa, su familia todavía seguía allí pero ella se fue a
casa poniendo de excusa estudiar. Cogió el autobús. Entró y acto seguido entró el chico.
Nerea se sentó al fondo y él, también. Nerea le preguntó cómo se llamaba por segunda vez
pero esta vez el chico la miró y se empezó a reír. Nerea pensó que se trataba de una
broma, pero de repente él se quedó muy serio y comenzó a mirar por la ventana. Cinco
minutos después le dijo, me llamo Álvaro. Nerea le miró y dijo, ¡vaya! , ¿ya me hablas? El
chico repitió lo mismo de antes, se comenzó a reír mientras la miraba y se puso de nuevo a
mirar por la ventana, le dijo que si que si quería podían mantener una conversación pero
sólo si ella quería. No le dio tiempo ya que Nerea había llegado a su parada. Se levantó y le
dijo al chico bueno, ya nos veremos.
Entró a su casa y subió a su habitación soltó las cosas y se puso cómoda. Bajó a la cocina
a comer algo. Miró en la nevera que le apetecía y cogió un flan que había hecho su madre.
Al ir al sofá a comérselo se encontró con el chico en el sofá. Se asustó y se le cayó la
cuchara al suelo. Le pregunto que hacía ahí sentado, que si la había seguido. El chico le
respondió que en realidad era ella la que no quería que se fuera.
En ese momento entró la madre y le preguntó con quien hablaba, Nerea le dijo que hablaba
con este chico, la madre le preguntó: “¿con quién?” Nerea, harta de que la vacilasen de esa
manera se fue a su cuarto y dió un portazo. Tiempo después la madre subió y se sentó en
la cama, le preguntó que había pasado antes y ella dijo que no estaba segura, que si era
verdad que no había visto a nadie en el salón.
Una semana después Nerea tenía cita en el médico. Le dió cita en el psiquiatra. El
psiquiatra le recetó pastillas que se tenía que tomar 1 vez al día y le dio cita en un mes para
ver cómo evolucionaba su problema.
Nerea no se tomaba las pastillas y al cabo de 2 semanas estaba mucho peor, empezó a
jugar con el chico y a faltar a clase. La madre la vio muy mal y adelantó su cita. El doctor
dijo que la debían internar. Empezó a autolesionarse e intentó acabar con su vida en varias
ocasiones. La chica solo oía una voz (la de Álvaro) decirle: tírate, no mereces estar aquí,
hazle daño a tu familia... la tuvieron que dejar de visitar y todo empeoró, no podían verla ya
que estaba “poseída” por Álvaro y quería hacerle daño a todo el mundo, la madre lo paso
muy mal y encontró un especialista muy caro. La madre le pagó y el hombre fué a estudiar a
Nerea. Al fin supo qué tenía: la chica estaba poseída por un supuesto demonio que la
incitaba a hacer el mal. La chica nunca se curó. Se llevó en el psiquiatra hasta su último día,
la chica acabó con su vida cuando no podía ni verse en el espejo, solo veía a Álvaro.

                                   Carla Benítez  2º C

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